Cómo Citroën saboteó al ejercito nazi
Es 1941, Alemania acaba de ocupar Francia. Adolph Hittler ingresa triunfante por las calles de París, frente a los derruidos rostros franceses que ven como su madre patria es extirpada.
Las fábricas francesas son tomadas y usadas para la producción alemana. Se fabrican armas, se fabrica ropa, se fabrican vehículos. Entre las fábricas que fueron obligadas a trabajar para el ejército nazi se encuentra la de Citroën.
Pierre-Jules Boulanger era el presidente de la marca del doble chevron en ese momento. Antes de que el conflicto estalle, había estado enfrascado en el diseño de un nuevo modelo (que más tarde sería el 2CV). Es joven y tiene buenas ideas para encaminar la marca.
El directivo debe abandonar sus ideas y concentrarse en lo que los oficiales nazis demanden. Pero su sentido del deber es demasiado grande, no puede estar del lado de una empresa tan cobarde. Por eso, trama un plan para sabotear al ejército nazi.
Primero, estableció un proceso de producción muy pausado para construir los camiones que demandaba Alemania. Luego, saboteó los motores de los vehículo con una sencilla artimaña.
Boulanger ordenó modificar las varillas que indican el nivel de aceite en el motor. Exigió que la marca de nivel máximo de aceite en el depósito se hiciera más abajo, para que una poca cantidad de lubricante indicara como si estuviera completo.
Lo brillante de esta táctica fue que el desperfecto del motor recién sucedía a muchos kilómetros de la fábrica. Por lo cual, los soldados alemanes no podrían culpara a la fábrica.
La compañía de los chevrones actuó como silenciosa colaboradora del Ejército Aliado. Boulanger dirigió Citroën hasta 1950, año en que murió luego de un accidente de tránsito. Su legado vivió eternamente en el Citroën 2CV y en su obra.
Fuente: https://www.clarin.com/autos/simple-efectivo-sabotaje-citroen-ejercito-nazi-segunda-guerra_0_dk6q06JWX.html
